En esta etapa se producen cambios hormonales,
metabólicos y psicológicos que hacen más
complicado adelgazar. La distribución de la grasa
en el organismo cambia y pasa de las caderas al
abdomen. Muchas mujeres se vuelven más
sedentarias y presentan ansiedad, irritabilidad o
depresión, lo que puede modificar su
conducta alimentaria. La grasa aumenta en
detrimento del músculo. Pero en estas
condiciones también es posible adelgazar,
aunque requiera un poco más esfuerzo.
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